Más allá de lo visible. El universo de los campos. - Cómo las fuerzas ocultas dan forma a la realidad. El campo en sus acepciones: físico, morfogenico, bohmiano, jungiano, filosófico, cuántico. #889526

di Bruno Del Medico

Edizioni PensareDiverso

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Imagine un paisaje misterioso donde todo está conectado y nada existe realmente por sí solo. Un lugar donde fuerzas invisibles se entrelazan para dar vida a lo que vemos y experimentamos: desde la concreción de un rayo que surca el cielo hasta las percepciones más profundas de nuestra conciencia. Este libro invita al lector a un fascinante viaje a través de uno de los conceptos más revolucionarios de la ciencia y la filosofía contemporáneas: el universo de los campos. No se trata sólo de física, sino de una extensión que se sumerge en el ámbito de la metafísica, la biología y, en última instancia, la mente humana.
En primer lugar, ¿qué es un "campo"? La física tradicional lo describe como una región del espacio en la que una fuerza, como la electromagnética o la gravitatoria, puede actuar sobre un objeto. Es un concepto que surgió con las teorías de Faraday y Maxwell en el siglo XIX. Michael Faraday, el brillante experimentador inglés, imaginó el campo como una especie de "tela de araña" invisible de líneas de fuerza que impregnaban el espacio. Poco después, James Clerk Maxwell plasmó matemáticamente esta intuición, creando las famosas ecuaciones que aún hoy aclaran el mundo del electromagnetismo.
Estos primeros pasos fueron esenciales. Sin embargo, los campos científicos de Faraday y Maxwell, aunque revolucionarios, eran sólo el principio. Con el descubrimiento de la teoría cuántica en el siglo XX, el concepto de campo se amplió de forma inimaginable. Hoy, al hablar de campos, no nos limitamos al magnetismo o la gravedad. Entramos en una red de conexiones verdaderamente universal: el campo cuántico, el campo morfogenético de Rupert Sheldrake, el campo akáshico de la tradición oriental, el campo implícito del físico David Bohm.
Cuando Albert Einstein propuso su teoría del campo unificado, su sueño era encontrar una explicación que unificara todas las fuerzas conocidas del universo. Aunque no logró cumplir su misión, su trabajo trazó un camino que sigue guiando la investigación moderna. Sin embargo, y aquí radica el meollo de este libro, los campos ya no son sólo herramientas de la física. Se han convertido en una idea universal, una clave para comprender no sólo la materia, sino también la experiencia y la conciencia.
Sheldrake, biólogo británico y pensador controvertido, introdujo el concepto de campo morfogenético en la década de 1980. Según él, las formas de la naturaleza (de los cristales a las plantas, pasando por los animales) no sólo estarían determinadas por genes o moléculas, sino también por una especie de "memoria colectiva". Este campo invisible e intangible guiaría la organización de la materia mediante una interacción constante entre presente y pasado.
Carl Gustav Jung, padre de la psicología analítica, introdujo el concepto de inconsciente colectivo para describir una dimensión psíquica que trasciende al individuo. Viendo este concepto a través de la lente metafísica, el inconsciente colectivo puede interpretarse como una forma de campo de energía sutil, un nivel inmaterial que une la psique individual con una dimensión universal. Por tanto, un campo junguiano, donde la información arquetípica funciona como ondas o vibraciones que se transmiten de generación en generación. Este enfoque va más allá del reduccionismo psicológico y toca territorios afines a la física cuántica y la filosofía, sugiriendo que la mente individual está inmersa en un océano de significados compartidos.
David Bohm, alumno de Einstein y pionero de la física cuántica, propuso una idea igualmente revolucionaria: el concepto de campo implícito. Según Bohm, toda la realidad podría considerarse como un conjunto de información codificada en un orden profundo y oculto. Este orden "implícito" sería como el tejido fundamental del universo, una matriz que hace posibles las interacciones visibles y explícitas. El propio Bohm comparó el universo con el mar: lo que vemos en la superficie son olas, pero estas olas surgen de corrientes profundas e invisibles.
Tampoco podemos ignorar la contribución de las tradiciones espirituales. En las culturas védicas de la India se habla desde hace milenios de los llamados "Registros Akáshicos". Según estas tradiciones, el Akasha es una especie de biblioteca cósmica que contiene todos los acontecimientos, experiencias o conocimientos universales. Es el "campo akáshico", una dimensión en la que todo lo que sucede queda registrado y se hace accesible no sólo a los individuos, sino incluso a todo el universo.
La introducción al concepto de campos no se detiene en la física o la biología. Hoy parece surgir una nueva revolución: la que explora el vínculo entre los campos y la mente. La idea de que la conciencia podría ser un fenómeno cuántico ha fascinado a investigadores como el físico Roger Penrose y el anestesista Stuart Hameroff, que han planteado la hipótesis de que los microtúbulos de las células cerebrales actúan como diminutos "ordenadores cuánticos". Si esta idea fuera correcta, abriría la posibilidad de considerar la conciencia como una propiedad del propio campo cuántico: un fenómeno no limitado al cerebro, sino conectado al tejido del universo.
Los campos nos obligan a revisar nuestra visión del universo. Ya no nos encontramos ante partículas aisladas que colisionan en el vacío, como nos decían los físicos clásicos del siglo XVIII. Estamos inmersos en un océano dinámico, donde pasado, presente y futuro se entrecruzan. La idea del campo nos insta a ver el cosmos no ya como una máquina, sino como un organismo vivo y palpitante. Un concepto que, curiosamente, no sólo resuena en la ciencia moderna, sino también en las intuiciones de nuestros antepasados.
¿Qué significa todo esto para nosotros, los seres humanos? Quizá haya llegado el momento de considerar el universo no sólo como un conjunto de leyes físicas, sino como una manifestación de información, energía y significado.
Este libro no ofrece respuestas definitivas, sino que abre interrogantes en los que confluyen la física, la metafísica y la filosofía. Partir de los campos clásicos y llegar a los límites de la conciencia supone enfrentarse a un reto: el de ir más allá de los paradigmas que nos han acompañado hasta ahora. Preparémonos, pues, para explorar nuevos mapas de la realidad. No están hechos de fronteras, sino de conexiones. Porque todo lo que existe -como descubrirás página tras página- no está separado, sino que forma parte de un gran campo universal.
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Altre informazioni:

Formato:
ebook
Anno di pubblicazione:
2025
Dimensione:
27.7 MB
Protezione:
nessuna
Lingua:
Spagnolo
Autori:
Bruno Del Medico