La física cuántica y la conciencia del universo. Segunda edición ampliada. - La doble rendija, la superposición, el entrelazamiento. La necesidad de observadores conscientes para la existencia del mundo #915180

di Bruno Del Medico

Edizioni PensareDiverso

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Cuando se habla de física cuántica, la mente se llena inmediatamente de imágenes sugerentes: partículas evanescentes, saltos misteriosos, correlaciones incomprensibles. Pero la fascinante revolución iniciada en el siglo XX por científicos como Niels Bohr, Werner Heisenberg y Erwin Schrödinger no se ha limitado a las ecuaciones. Ha desbaratado nuestras certezas sobre la relación entre la materia y la conciencia, entre el observador y el universo observado.
La pregunta que ha entusiasmado a físicos y filósofos durante décadas es sorprendente: ¿existiría el universo si no hubiera observadores conscientes? Ya Max Planck, en 1931, afirmaba: «Considero que la conciencia es fundamental. Todo lo que hablamos, todo lo que consideramos, solo existe gracias a la conciencia».
Esta visión encontró terreno fértil en los fenómenos cuánticos del siglo XX. El experimento de la doble rendija, realizado por primera vez por Thomas Young en 1801 y reinterpretado desde una perspectiva cuántica, muestra cómo una partícula cambia su comportamiento cuando es observada. Según algunos físicos, sin un observador consciente, la realidad permanece en un estado indefinido y probabilístico.
Otro concepto clave es el entrelazamiento cuántico. Cuando dos partículas están entrelazadas, cualquier  cambio en una de ellas provoca instantáneamente un cambio en la otra, independientemente de la distancia. Desde la década de 1980, experimentos como los de Alain Aspect en la Universidad de París han confirmado que el entrelazamiento es real. El mensaje parece claro: en el corazón de la realidad, todo está conectado. Incluso la conciencia parece formar parte de esta red universal.
David Bohm, físico y discípulo de Einstein, propuso en los años 80 que el universo es un superolograma, una estructura interconectada en la que cada parte contiene información sobre el todo. Bohm sostenía que la conciencia humana está ligada a esta estructura universal. «En lo más profundo del universo —escribía Bohm— hay un orden implícito, una unidad fundamental que abarca la materia, la mente y la conciencia».
Se trata de una perspectiva que se hace eco de antiguas filosofías orientales. En el budismo y el hinduismo, la idea de que el yo individual es parte de una conciencia cósmica se enseña desde hace milenios. El filósofo Carl Jung, en la década de 1950 en Zúrich, formuló el concepto de inconsciente colectivo: una dimensión en la que los pensamientos, los recuerdos y los arquetipos circulan en una especie de «espacio de ideas» platónico, situado más allá de la mente individual.
Hoy en día, afirmar que la conciencia es simplemente un producto del cerebro parece reduccionista. La física cuántica ha llevado a los pensadores contemporáneos a reevaluar las raíces metafísicas de la realidad. Roger Penrose propone, desde los años 90, que la conciencia humana está relacionada con efectos cuánticos en los microtúbulos de las neuronas.
Quizás, como sugería el gran físico John Archibald Wheeler en los años 80, el universo es participativo. El mero acto de observar contribuye a moldear la realidad. La pregunta que plantea  esta  segunda edición  es simple e inquietante: ¿somos participantes de una conciencia universal?
Ya se trate de visiones místicas en la India o  de experimentos en el corazón de Occidente, la física cuántica sigue sugiriendo que el mundo no existe realmente sin una conciencia capaz de observarlo. Y que tal vez la mente humana sea solo una chispa de la gran conciencia del universo.
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Altre informazioni:

Formato:
ebook
Anno di pubblicazione:
2025
Dimensione:
646 KB
Protezione:
nessuna
Lingua:
Spagnolo
Autori:
Bruno Del Medico