HOMBRES Y MUJERES: ¿en qué pensamos de modo diferente? #936570

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PARA HOMBRES QUE QUIEREN ENTENDER (Y SER ENTENDIDOS)
Seguramente hay algo innato en la historia evolutiva del hombre: fue cazador. Un cazador no tiene tiempo para deliberar; dispone de un segundo para soltar la flecha. Esa urgencia favorece una mirada directa al problema y la búsqueda de una única solución. La mujer, en cambio, tiende a rodear el asunto, verlo en círculo, sopesar contextos; es más reflexiva. Pero ese modo exige tiempo y, a veces, provoca desconexiones en la comunicación hombre–mujer. (Hablamos de tendencias frecuentes, con gran solapamiento; no de reglas rígidas.)
Este libro nace de una escena que hemos vivido todos. Sábado por la tarde. Tú miras el calendario como quien mira un mapa y marcas el destino: “cenamos por ahí y luego volvemos pronto”. Ella mira el mismo mapa y piensa en las curvas, las gasolineras y el paisaje: “¿por dónde, con quién, cómo vamos a llegar?”. Tú ya ves la presa: cenar para llenar el estómago y dejar tiempo para el sexo después. Ella contempla el bosque entero. Y entre tu flecha de cazador y su brújula se nos va media noche… demasiadas veces, sin beso de buenas noches.
No te estamos diciendo que vivas mal, sino que podrías vivir mejor. Y, sobre todo, entender mejor. Hay palabras que tú dices y en su oído suenan a otra cosa. Hay frases que ella dice y, para ti, son jeroglíficos. A veces te parece que “dice A” pero “quiere B”. Te irrita; a ella le hiere que no la “captes”. Tú te llamas “práctico”; ella piensa “poco sensible”. Ella se dice “relacional”; tú oyes “enroscada”. Entre medias, dos personas que se quieren caminando en paralelo, perdiéndose guiños que estaban a dos centímetros.
Nosotros hemos sido ese hombre que, cuando oye “no pasa nada”, entiende “de verdad no pasa nada” y se va a ducharse. También hemos sido los que dicen “estoy bien” cuando por dentro chisporrotea un cable. Hemos pedido “luego lo hago” pensando de veras hacerlo y hemos descubierto, a las 23:30, que “luego” ya no existe. Hemos visto cómo una cena en un mesón de los de cuchara —esa gloria de cocido que a ti te llena el alma— se convierte, en su lectura, en “no te importo lo suficiente como para planear algo especial”. Tú habrías intercambiado cualquier restaurante de moda por ese mesón con mantel de papel y cuchara humeante… y ella habría elegido gustosa el foie por sentir que pensaste en ella. No era el cocido: era el guion. Tú fuiste directo al sabor; ella necesitaba el símbolo. Resultado: mesón = cero caricias. No por el potaje, sino por el diccionario.
No te pedimos que renuncies a tu forma de mirar; te invitamos a ampliarla. Llámalo instinto cazador si te sirve: ver el objetivo, apuntar y resolver. Es un superpoder en el trabajo, en las crisis y en la vida. Pero todo superpoder tiene un “lado B”: cuando la presa es la convivencia, a veces hace falta guardar la flecha cinco minutos y sacar el mapa. A ella —de media, con enorme solapamiento— le sale rodear el objeto, verlo en círculo, pesar el contexto y los efectos colaterales. Eso la hace más lenta para decidir, sí… y, muchas veces, más fina para sostener. Ni tú estás mal por disparar, ni ella por orbitar. Están mal las parejas que convierten esas dos competencias en trincheras.
Este libro es una invitación a bajar las armas y coger herramientas. No es un sermón. No es “ellos siempre” y “ellas nunca”. No es “tú estás mal y ella bien”. Es un manual de campo hecho por hombres, para hombres, con respeto y datos, con humor y ejemplos reales, que te ayuda a traducir sin perder tu voz. Porque no se trata de dejar de ser quien eres, sino de sumar modos de pensar para que te vaya mejor con quien quieres.
Imagina que tu vida en pareja —y en familia— dependiera de cinco traducciones sencillas:
• Cuando tú dices “luego lo hago”, ella oye “lo haré si me acuerdo y si nadie me lo recuerda”. El libro te ofrece la versión que funciona: “lo hago hoy a las 20:00; si no llego, te aviso y paso a mañana a las 8:00”. Y, por cierto, qué significa “hecho” a su estándar (cubo lavado, no sólo vacío).
• Cuando ella dice “haz lo que quieras”, no te está dando permiso; te está diciendo “me siento fuera de la decisión”. Te enseñamos a parar, validar y decidir juntos sin que la noche se arruine.
• Cuando tú oyes “nada”, traducimos: “ahora no, así no, con este cansancio no”. Y te damos el guion corto que abre puertas: validación de un minuto + cita con hora para hablar bien.
• Cuando tú buscas piel, ella te pide clima. Aprenderás a crear el clima en 15–20 minutos (orden visual mínimo, transición de trabajo a hogar, contacto sin examen). Verás qué pasa con el “no sexo en el mesón” cuando el símbolo está cuidado: de repente, el mesón se vuelve el mejor afrodisíaco porque habla vuestro idioma.
Nos movemos con dos certezas. La primera: hombres y mujeres nos parecemos mucho más de lo que nos separa, y la ciencia lo confirma. Las medias se solapan; hay ellas muy flecha y hay ellos muy mapa. Pero esas tendencias existen y, si las negamos por pudor, perdemos eficacia. La segunda: la pareja se rompe menos por diferencias que por traducciones fallidas. No discutiréis por el cocido ni por el Michelin, sino por el significado que le cuelga cada uno.
Este libro te propone un trato honesto: tú traes tu experiencia; nosotros ponemos orden, lenguaje y herramientas. Por eso lo hemos dividido en dos mitades que se dan la mano. Las primeras partes ponen fundamento sin hacerse pesadas: qué es pensar (memoria, atención, emoción), qué dicen —de verdad— los estudios, dónde termina la biología y dónde empieza la cultura, cómo cambia el cerebro con la vida. No para que memorices siglas, sino para que descanses en una idea simple: no eres raro; eres humano. Y la última parte —la que te pedía el cuerpo desde el principio— convierte ese fundamento en práctica: cómo hablar para entenderse, cómo pelear sin herir, cómo acordar dinero y tiempo sin que nadie salga con sensación de “me han timado”, cómo encender el deseo sin presionar, cómo repartir la casa sin que nadie se convierta en jefe agotado ni en empleado rencoroso, cómo tratar a los tuyos y a los míos sin guerras de trincheras, cómo criar como equipo de dos, cómo cuidarnos cuando el estrés desborda, cómo empujar proyectos tirando del mismo lado.
Y, sí: el capítulo final es un traductor. Un diccionario H ↔ M con frases y significados probables, preguntas que desactivan líos y un “idioma propio” que cada pareja puede escribir en una hoja A4 y colgar en la nevera. Sólo por ese capítulo —porque te ahorra meses de cara de póker— ya vale la pena el viaje. Pero sería injusto venderte sólo el truco final. El diccionario funciona porque todo lo de antes alinea el oído y la boca: comprensión de base, respeto por el estilo del otro, reglas compartidas, acuerdos claros.
¿Para qué leer esto si “ya nos apañamos”? Porque “apañarse” es ir tirando; entenderse es ir juntos. Porque ya has visto lo caro que sale improvisar: se te ha ido más de una noche en discusiones por WhatsApp que podrían haberse evitado con una pregunta a tiempo (“¿quieres que te escuche o que busquemos solución?”). Porque te reconoces en el hombre que quiere resolver y, sin embargo, se enreda. Porque te gustaría tener más paz en casa, más risa, más piel y menos desgaste.
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Altre informazioni:

Formato:
ebook
Editore:
masmasculino.com
Anno di pubblicazione:
2025
Dimensione:
12.5 MB
Protezione:
drm
Lingua:
Spagnolo
Autori:
masmasculino.com