Obras Completas #269254

Los días ardientes del verano. Ha quedado un Cielo azul — un poco pálido-y un ambiente gratamente fresco. Los higos comienzan a amarillear. Se recogen las frutas que en las' anchas cámaras campesinas, allá en los pue blos, allá en las llanuras y montañas, han de esperar el invierno colgadas con vencejos de largas cañas, colocadas en blandos lechos de paja. ¿no hay en el aire una resonancia, una cristalinidad que no había en el verano? A los viejos libros madrileños del otoño se asocian los centenarios cipreses del Jardín Botánico y la perspectiva luminosa, infinita, de la llanura manchega. Vamos caminando, por el Botánico abajo, en busca de los libros. Contemplamos las bellas fuentes que están puestas a mitad del paseo. El agua cae en un fieco deshilachado de.