El daño infligido siempre regresa.
Camila regresa al centro social donde acostumbra a reunirse todos los miércoles a las ocho con su grupo de apoyo.
Pero no es miércoles y son las nueve y media.
Necesita confesarse con el padre Porfirio, un ex cura que colgó los hábitos por una crisis de fe.
Su pecado: un asesinato.
En la confesión, Camila relatará su vida dominada por el miedo, la vergüenza y la culpa. Todo ello cambiará el día que conozca a Ilena, una enigmática mujer. Gracias a ella comprenderá que para estar en paz consigo misma es necesario hacer un buen acto. Uno que compense todas sus malas acciones.
Pero lo que Camila no alcanza a comprender es que todo buen acto exige un sacrificio.
Y no hay sacrificio sin sangre ni dolor.
En su segunda novela, Ángel Alonso transita por los recovecos de la culpa en una búsqueda angustiosa de redención. Un periplo intenso a la mente de la protagonista, una mujer atormentada que recurrirá a los más retorcidos métodos para encontrar la paz que tanto ansía.